28 nov 2013

LOS FAROS

Durante centenares de años han servido de orientación y guía a los navegantes que se acercaban a tierra. Hace más de dos mil años, los romanos construyeron “Caepionis Turris”, una enorme torre situada en la actual Chipiona que cumpliría la misión de servir de guía a las naves del Imperio Romano. Luego serían los Almorávides quiénes sembrarían toda la costa mediterránea de altas torres para divisar las posibles invasiones enemigas por mar. 
Actualmente, la Asociación de Amigos de los Faros de Andalucía está llevando a cabo varios proyectos para dar a conocer los faros y su historia. Sin duda es un tema muy interesante, pues en la mayoría de los casos, son edificios de un gran valor arquitectónico y no pueden quedar en el olvido. Los faros esconden la magia de aquellos que se dedicaron al oficio de farero, y que ya casi sólo queda en el recuerdo. Muy pocos faros quedan habitados, entre ellos, está el de Chipiona, y aunque es el más alto, no es el faro habitado que se encuentra a más altitud en Andalucía. Tendríamos que recorrer casi toda la geografía andaluza para encontrar el faro a mayor altitud de España. En uno de los puntos más altos del Parque Natural de Cabo de Gata Nijar, está el faro de Mesa Roldán. Y así, toda una red (187) de altas torres a lo largo de nuestras costas que iluminan las noches del mar. 
La primera vez que vi uno, me pregunté para qué serviría, y si viviría alguien dentro. Me imaginaba entonces aquella imagen romántica del farero aislado, ermitaño… un solitario al fin y al cabo. Pero tras poder conocer a uno de ellos, mi visión sobre los fareros cambió radicalmente. Para esas personas, vivir en un faro es como vivir en una casa cualquiera, con la salvedad de que el trabajo lo tienen en casa (o viceversa). 
Aunque en estos tiempos tan tecnológicos existe el GPS y varios sistemas electrónicos más, los antiguos faros siguen ofreciendo una exactitud de localización que puede salvar en un momento dado a embarcaciones en las que se estropeen los sistemas electrónicos de navegación. Ahí estuvieron y ahí siguen, en pie, y espero que por mucho tiempo más, dando luz a la oscuridad de la noche marítima. 

Miguel Ángel Rincón Peña