18 abr 2013

FEÉRICOS #15

Salió en las noticias, habían encontrado en las afueras de El Bosque, cerca de la piscifactoría, un cadáver que parecía humano. Las autoridades no querían dar más datos, pero según los testigos, era un cuerpo que se parecía al de un niño de unos tres años, aunque con algunas deformaciones. Al parecer el cadáver estaba en avanzado estado de putrefacción cuando lo encontraron. Uno de los testigos pudo hacerle una foto, y según comentó a los periodistas, “tenía pinta de duende más que de persona normal”. Esa frase me puso en alerta. Un cadáver sospechosamente parecido al de un trasgo, en las afueras del pueblo, muy cerca del río. Tenía que ir enseguida a buscar a ese testigo que realizó la foto. 
Cuando llegué al lugar, sólo quedaban algunos guantes de látex en el suelo y el precinto de la Guardia Civil. Fui a hablar con la Policía Local, y me informaron que ellos no sabían nada del asunto, aunque me dieron la dirección de uno de los testigos. Conforme iba andando por las calles del pueblo, podía oír los rumores de los vecinos, unos decían que aquello no era humano, otros afirmaban que sería algún niño que se perdió en el bosque, pero nadie sabía explicar cómo llegó allí. Todo eran conjeturas. El testigo que hizo la foto se llamaba Paco, un joven de treinta y tres años. Me recibió en su casa, creía que yo era otro periodista en busca de la fotografía. Le expliqué quién era y por qué estaba allí, y también le pregunté por la famosa foto que supuestamente él hizo. Parece ser que la Guardia Civil le requisó la tarjeta de memoria del móvil donde estaba la fotografía de aquel extraño cadáver. Paco me contó que salió a pasear con su perro como todos los días, por las cercanías del río. A la altura de la piscifactoría escuchó varios gritos y se acercó a ver qué pasaba. Entonces fue cuando vio a varias vecinas muy alarmadas por el hallazgo de aquel ser. En principio le pareció humano, pero era demasiado pequeño, y observó que tenía una larga barba, con lo cual, no podía ser un niño. Por más vueltas que le daba a la cabeza no se explicaba qué era lo que fotografió. También me comentó que la Guardia Civil actuó con un total secretismo y que interrogaron uno a uno a todos los testigos.
Algo estaba pasando en aquel lugar, algo que yo no llegaba a comprender, todo aquello se me escapaba de las manos. Necesitaba que mi amigo Antonio se recuperara pronto, tenía que hablar con él de todo lo que estaba pasando. 

Miguel Ángel Rincón Peña