3 sept 2012

DESAPARECIDOS

El 30 de agosto fue declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. En España, aunque algunos intenten obviarlo, sabemos mucho de desapariciones forzadas. Sin ir más lejos, hace sólo unos días la Federación Estatal de Foros por la Memoria recordaba en un comunicado que España es el segundo país del mundo con más muertos en las cunetas, sólo superado por Camboya. 
Según las investigaciones, se estima que al menos 88.000 víctimas del franquismo continúan sepultadas en fosas comunes. ¿Qué democracia permite que más de ochenta y ocho mil personas, asesinadas por una dictadura, estén aún olvidadas en las cunetas y fosas comunes? ¿Qué democracia deja una parte de su historia enterrada y se despreocupa de ella? Esos restos enterrados no son animales, sino personas con familia, que amaron, rieron, lloraron y que lucharon defendiendo la legalidad, defendiendo una verdadera democracia. Sin duda, no se merecen que los dejemos en el olvido. 
A muchos políticos se les llena la boca con la palabra democracia, pero en realidad esa gente no son demócratas, sino capitalistas con la única intención de llenarse los bolsillos y defender sus privilegios personales, como así están demostrando día tras día. Esa gente que aún no han condenado el golpe de estado de 1936, esa gente que se niega a quitar los nombres de las calles, placas y monumentos dedicados a los fascistas, etc. Cómo vamos a confiar en que esa gente haga justicia a las víctimas del franquismo si, veladamente, defienden lo que fue aquel régimen criminal. Aunque no se quiera reconocer, la actual “democracia” española, está estrechamente ligada con la dictadura franquista. Los políticos que antes de la muerte del dictador eran acérrimos al régimen, se cambiaron el chip reconvirtiéndose automáticamente en demócratas de toda la vida. El actual monarca, Juan Carlos de Borbón y Borbón, fue impuesto por el mismo dictador que persiguió, torturó y ejecutó a miles de personas. ¿Qué legitimidad puede tener esta democracia monárquica? 
España tiene el dudoso honor de ser la única democracia mundial que no ha investigado el terrorismo de Estado una vez superada la dictadura. ¡De aquellos barros vienen estos lodos! A buen entendedor… 

Miguel Ángel Rincón Peña