14 jun 2012

MISIONES PEDAGÓGICAS

Ahora que los profesionales de la enseñanza se están movilizando decididamente en defensa de la escuela pública y en contra de los recortes en el sector de la Educación, se me vino a la cabeza aquellas misiones pedagógicas que en los años treinta pusieron en marcha un grupo de personas ligadas al mundo de la Cultura, entre ellos maestros, escritores, dramaturgos, etc. 
Creo que es de justicia sacar del olvido aquel proyecto y hacer un poco de memoria histórica cultural, hoy, más necesaria que nunca, pues vemos amenazada de nuevo la enseñanza pública. 
Las Misiones Pedagógicas fueron un proyecto educativo bajo el patrocinio del Gobierno de la Segunda República Española e inspirado en la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza de Don Francisco Giner de los Ríos. Fueron fundadas en 1931 y finalizaron con el comienzo de la guerra civil en 1936. 
Por dichas misiones pasaron intelectuales como Jorge Guillén, Gerardo Diego, Antonio Machado, Pedro Salinas, María Zambrano, Miguel Hernández, Federico García Lorca (junto a su compañía La Barraca), etc. El motivo de la creación y del desarrollo de aquellas misiones, fue debido a la pésima situación educativa que había en España, con una alta tasa de analfabetismo -en torno al 44%- localizada principalmente en el medio rural. También influyó mucho que el Gobierno de la Segunda República se propusiera mejorar en la medida de lo posible aquella realidad tan desoladora. 
Después de más de cuarenta años de dictadura y “cara al sol” en las escuelas, poco a poco la enseñanza pública fue recuperando su independencia, objetividad y calidad, siempre amenaza por el Poder imperante en cada momento de la historia del país. La Escuela pública debe mantener su imparcialidad por muchos ataques que reciba de los gobernantes, sea cual sea el color de éstos.
Recuerdo que tuve un maestro, el cual, el día de su jubilación, nos dijo: “Queridos niños, los valores de la Escuela se fundamentan principalmente en la Libertad y en el Amor, pensad en ello y aplicadlo en vuestra vida cotidiana”. Sabias palabras de un gran humanista.

 Miguel Ángel Rincón Peña