3 feb 2012

GARZÓN

Me he resistido a posicionarme y a escribir nada sobre el juicio al juez Baltasar Garzón porque había mucho ruido sobre ese tema. Pero ya es hora de hacerlo. Personalmente, no apoyo a Garzón (que tiene un historial que para él se queda), pero indudablemente sí apoyo la causa que las asociaciones de víctimas del franquismo le encomendaron investigar.
Personas particulares y asociaciones de víctimas de la dictadura franquista, denunciaron unos hechos ante el juez. Ese juez lleva por nombre Baltasar Garzón, el cual aceptó y abrió una causa penal para investigar los crímenes del franquismo, circunstancia por la que se enfrenta a una petición de 20 años de inhabilitación por parte del ultraderechista sindicato de funcionarios “Manos Limpias”. Parece que, como es lógico, a la ultraderecha española y a algunos jueces, no les interesa que se investiguen los crímenes que se perpetraron en la dictadura. En España salía muy barato eso de matar y de represaliar a los denominados “rojos”, y muchos culpables, asesinos y torturadores se fueron de rositas, y cuando llegó la transición, esos personajes siguieron paseando por las calles como si nada, incluso ocupando cargos públicos, transformados, de la noche a la mañana en “demócratas” de toda la vida. La transición vino a significar un cambiarlo todo para dejarlo todo igual.
Ahora, las víctimas y sus familiares, organizados en colectivos, piden justicia, reconocimiento y reparación. Pone la piel de gallina cuando los familiares explican lo que pasaron en aquellos tiempos, cómo los falangistas (con nombres y apellidos) sacaron de sus casas a padres de familia, madres, hijos, hermanos y les dieron “el paseíllo”. Enterrados están aún en las cunetas o en las fosas comunes de los cementerios. El aceite de ricino, las rapadas al cero, las torturas sin compasión, la cárcel, los campos de trabajos forzados, etc. Eso pasó en España y son heridas abiertas.
Todos los países que sufrieron dictaduras, emprendieron con la llegada de la democracia, los métodos para depurar responsabilidades y juzgar a los culpables, pero esto es España, y como decía aquel eslogan franquista para atraer al turismo internacional: “Spain is different”.

Miguel Ángel Rincón Peña