4 ago 2011

OPINIÓN

Son ya más de cien los artículos de opinión escritos para esta columna del Arcos Información. Una relación epistolar entre ustedes, los lectores, y este humilde articulista que dura ya varios años. En este tiempo, he podido escribir sobre los asuntos que más me han interesado o llamado la atención: política, cultura, crisis económica, historias de la calle, etc.

Hay quién me ha preguntado por qué mi columna de opinión se llama La Lanzadera, según el diccionario de la Real Academia Española, una lanzadera puede ser el vehículo capaz de transportar un objeto al espacio y situarlo en él, yo quise usarlo como metáfora y hacer de esta columna un vehículo que transporte mis epístolas a vuestras manos y a vuestra mente.
Otros lectores se preguntarán de dónde saco tantos temas para opinar sobre ellos, y la verdad es que cuando se llevan escritos más un centenar de artículos para un mismo periódico, se hace complicado, pero siempre hay temas de actualidad, o alguna historia a la que se le pueda sacar punta con un poco de ingenio. Y es que no hace falta leer la prensa nacional o ver los informativos de la televisión, sino hablar con los ancianos, con los trabajadores, con los amigos, etc., para escribir un buen artículo de opinión hay que vivir, pasear, observar, sentir. Se puede escribir de cualquier cosa, hasta de los higos chumbos, como hizo la semana pasada nuestro gran Pedro Sevilla. El artículo de opinión está considerado como un género lírico, por lo tanto, los poetas suelen manejarse bastante bien dentro de dicho género.

Hace años, un familiar muy cercano a mí, compraba el periódico en el kiosco, se iba al parque y se sentaba en un banco, acto seguido abría el periódico, se leía todas las columnas de opinión, se levantaba y se dirigía hacia la papelera más cercana para tirar el periódico. Compraba el diario para leer solamente los artículos de opinión, incluso recortaba algunos que creía interesantes. Yo, que entonces era un niño, me preguntaba por qué mi tío compraba el periódico, pasaba un par de páginas y lo tiraba a la basura. Con los años lo comprendí.

Miguel Ángel Rincón Peña