27 jul 2011

LA RELATIVIDAD

Hay quien asegura que el ser humano tiene, intrínsecamente, la maldad por naturaleza, también hay quien opina todo lo contrario, que la naturaleza del ser humano es la bondad. Si hablamos del tema con algún religioso, llámese católico apostólico y romano o musulmán, nos dirá que somos buenos por obra y gracia de Dios, y que esos momentos de maldad son debidos a la insistente influencia del demonio.

Ya Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre y José Ortega y Gasset, entre otros muchos, investigaron y escribieron sobre la condición humana. Las diferentes culturas han tratado estos asuntos de diversas maneras. Las religiones y filosofías, a lo largo de la historia se han batido el cobre entre sí para demostrar sus verdades. Pero la verdad puede ser muy relativa en estos casos.

¿Era Adolf Hitler una persona bondadosa o era la mismísima encarnación del mal? Pues oiga usted, según, porque mientras que para los judíos, comunistas, gitanos, homosexuales y un largo etcétera., era un auténtico asesino y un hijo de la grandísima puta, para sus allegados y los de su misma calaña seguramente sería una bellísima persona. Pero si lo juzgamos objetivamente frente a la Historia, sabemos que era un personaje malvado y criminal.
Podemos poner otro ejemplo antagónico: ¿Era el Che Guevara un ser bueno o malo? Para los imperialistas, los fascistas, los poderosos, etc., el Che representaba el mal, pero para los desfavorecidos, para los sin tierra, para los revolucionarios, Guevara significaba una esperanza, poco menos que un Jesucristo contemporáneo. Si lo juzgamos con la Historia en la mano, veremos que fue un hombre con fuertes convicciones humanistas, por lo tanto un hombre bueno.
Y aunque Ramón de Campoamor sentenciara: “Y es que en el mundo traidor nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”, yo creo que existen muchos puntos de vista, pero si somos objetivos (y eso es muy complicado), daremos con la respuesta más acertada.

¿Es el ser humano malo o bueno por naturaleza? Y yo qué sé…

Miguel Ángel Rincón Peña