23 mar 2011

LIBIA

Cuánta razón tiene ese refrán que dice: A perro flaco todo son pulgas. Por si no tuviéramos problemas en este país, nuestro insigne presidente del Gobierno, el señor ZP y su ministra bélica, Carme Chacón, nos han metido en la guerra contra Libia, aunque a ellos les gusta más decir misión humanitaria en defensa de la población civil.

Resulta que España no tiene dinero para los dos millones de parados que no cobran ningún tipo de prestación y ZP nos embarca en una guerra cuyo coste en un sólo día de operaciones de la armada española equivale al subsidio mínimo para quienes carecen de todo tipo de recursos para vivir durante doce años. Indignante. Pero más indignante es que sus señorías del Congreso de los Diputados votaran a favor de la guerra, exceptuando a tres (dos del BNG y uno de IU). Pero en qué mundo vivimos, qué clase de políticos tenemos que arreglan las cosas a bombazos en vez de con la Palabra. Para qué sirve la diplomacia política si a las primeras de cambio echan mano de los militares.

Por cierto, y los intelectuales, los sindicalistas y los políticos del No a la guerra de Iraq, dónde están ahora. Y toda esa gente que salió a la calle a manifestarse por la Paz. Al parecer, los medios de comunicación al servicio del Poder, están trasladando la idea de que esta guerra es legal porque tiene el apoyo de la ONU. Esta gente cree que hay guerras legales y que se pueden tirar 300 bombas y asesinar a centenares de personas legalmente, sin problemas, porque cuentan con el consentimiento de la ONU. Lo que no dicen los medios de comunicación y los contertulios afines al Sistema, es que España le ha estado vendiendo armas a Libia hasta antesdeayer.

En mi opinión, creo que Libia se merece algo mejor que Gadhafi, pero no por ello la OTAN tiene el derecho de intrometerse en los asuntos de un país soberano. Y no se intrometería si en Libia no hubiese petróleo. Por qué no interviene la OTAN contra Israel cuando masacra a los palestinos, o contra Marruecos, cuando reprime criminalmente al Pueblo saharaui.
Piensen por ustedes mismos, no se dejen engañar por los embaucadores que mienten más que hablan. Esta es una guerra más tejida en los despachos del Capitalismo por y para sus intereses económicos. Nada tiene que ver lo humanitario.

Miguel Ángel Rincón Peña

16 mar 2011

LA PACHAMAMA

En la antigüedad, antes de que los españoles entraran a sangre y fuego en el continente americano, los pueblos andinos creían en la Pachamama, o lo que es lo mismo, la Madre Tierra. Los quechuas y los aymaras, entre otros, consideraban al Planeta como un ser vivo, que siente y sufre como nosotros lo hacemos. La Pachamama era respetada y recibía ofrendas por parte de estos pueblos sabios. La Madre Tierra estaba conectada con sus hijos a través de los manantiales, de los árboles, de la lluvia, de las plantas mágicas.
Son los pueblos indígenas actuales los que siguen conectados con la Madre Tierra. Las tribus africanas, las diferentes etnias del mundo son conscientes de la importancia que tiene el respeto hacia el Planeta.

La mayoría de nuestras mentes occidentales no son capaces de recapacitar y llegar a sentir esa conciencia planetaria tan necesaria para poder convivir con todos los elementos que nos rodean. Desde nuestras urbes vemos a esos pueblos indígenas como poco más o menos que australopitecos con taparrabos y lanzas. Pero la realidad es que los australopitecos somos nosotros, los modernos ciudadanos que contaminan los mares y el aire, que talan los bosques, que arrasan las selvas, que desvían los cauces de los ríos, que matan y maltratan a otros animales. Pero la Madre Tierra (Pachamama, Gaia, etc.) de vez en cuando se defiende de nuestros ataques y nos avisa de su inmenso poder.
Hace solamente unos días, la Tierra tembló en Japón y un Tsunami arrasó con todo lo que pilló a su paso. "Casualmente", también causó severos daños en las centrales nucleares de Fukushima. Una semana después de los hechos, seguimos en alerta nuclear, a la espera de que se solucione el problema, para que Fukushima no se convierta en el nuevo Chernobyl.

Ayer leía en un periódico que Zapatero anuncia una revisión de las centrales nucleares españolas. Y es que ya lo dice el refrán, cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. Al final va a resultar que los del movimiento antinuclear no estaban tan locos. Pidamos a los Gobiernos que respeten nuestro Planeta utilizando energías renovables y limpias, quizá así nos vaya mejor a todos.

Miguel Ángel Rincón Peña