21 oct 2010

FELIPE Y LETIZIA

Últimamente, algunas televisiones se han lanzado a recrear, mediante series por capítulos, hechos tanto del pasado como de la actualidad. Algunas de ellas pueden resultar interesantes, sin embargo otras, rozan lo cutre-rosa. Valga como ejemplo de esto último, la serie que se han sacado de la manga los de Telecinco con “Felipe y Letizia”. En dicha mini-serie, se narra la relación de los principitos de España.
Considero que es un nuevo intento por enseñar la mejor cara de la Monarquía española y enaltecerla.

No sé por qué, la llamada prensa rosa o del “corazón”, ha tenido siempre una gran simpatía por todo lo relacionado con la Monarquía. Será que hablar y escribir sobre ellos ofrece pingües beneficios. Así, las revistas y programas de alcahueterías se ponen las botas hablando de los borbones y de todo lo que les rodea (algo parecido a lo de la familia de Jesulín, pero a otro nivel).

Como decía al principio, los principitos de Asturias, son admirados por sus súbditos, que no dudan en llevar sus vidas de cuento a la pequeña pantalla. Además de sangre real, los príncipes también tienen sangre cuché, como el papel, y son carne de cañón para los marujeos mediáticos.
Y como castigo por el estreno de esta mini-serie, los súbditos del reino de España, tendremos que aguantar el consiguiente bombardeo de habladurías televisivas, radiofónicas, etc., sobre la bonita relación amorosa del Felipe y la Letizia (que con la z tiene más glamour).

Yo supongo que esto de la Monarquía tendrá que acabar alguna vez, quizá cuando desaparezca esta institución, España será un poco más democrática, porque, ya me dirán ustedes qué tienen de democráticas las monarquías. Son injustas, machistas, desactualizadas, totalitarias, consanguíneas, etc., y encima las pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos. Sus bodas, sus convites, sus yates, sus coches oficiales, sus sueldos, y en definitiva, sus lujos, salen del bolsillo del contribuyente, con una dotación estatal millonaria.
La función del Rey: saludar con la mano, mandar a callar al Chávez y engendrar una gran familia de parásitos reales.

Y pienso yo, ¿no le vendría mejor, a nuestra democracia, una República?


Miguel Ángel Rincón Peña